Los detectives perdidos en la ciudad oscura.
Oí sus gemidos.
Oí sus pasos en el Teatro de la Juventud.
Una voz que avanza como una flecha.
Sombra de cafés y parques
frecuentados de la adolescencia.
Los detectives que observan
sus manos abiertas,
el destino manchado con la propia sangre.
Y tú no puedes ni siquiera recordar
en dónde estuvo la herida,
los rostros que una vez amaste,
la mujer que te salvó la vida.
Roberto Bolaño
lunes, 25 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
Libro de las mariposas
"Señora, despierta, ya empieza a amanecer,
es el alba, ya empiezan a cantar las aves
de plumas amarillas, ya andan volando
las mariposas de diversos colores."
Oración náhuatl
No me has encontrado, me anduve empapando de rocío. Temprano irisado.
Iba cantando, iba contándome, iba abriendo maizales con el canto al canto.
Los perros lo toreaban a Dios de tan visible.
¡Despierta, viene el día, un pájaro se suelta de los ríos, despierta!
Le van quedando dos velas a la luna, vela del sur, vela del oeste, mariposa, mariposa enloquecida con su sombra descubierta.
¡No queda nadie en casa! ¡No duermas más, despierta, el agua no tiene imágenes, los caballos no imaginan!...
Arnaldo Calveyra
III
Toda el agua y todas las hojas.
Todo el silencio y toda la ligereza.
Toda la infancia y todo aquel vitral.
Todo aquello hoy es agonía.
Tu cara y tu nombre
ya no me encuentran
entre las pálidas piernas
de alguna mujer sin cabeza.
Tu voz y tu silencio
ya no me encuentran
bajo los efectos
de algún elixir infernal.
Hoy sólo yo me encuentro
y sólo yo me quiero encontrar.
Hoy y mañana y ayer también.
Toda tu vida sólo me inspira
a ser o hacer un agujero
en el lenguaje que cabalga
sobre caballos sombríos y famélicos
dentro de tu cabeza llena
de ideas eternamente infantes.
Manuel Ojeda Saavedra
Todo el silencio y toda la ligereza.
Toda la infancia y todo aquel vitral.
Todo aquello hoy es agonía.
Tu cara y tu nombre
ya no me encuentran
entre las pálidas piernas
de alguna mujer sin cabeza.
Tu voz y tu silencio
ya no me encuentran
bajo los efectos
de algún elixir infernal.
Hoy sólo yo me encuentro
y sólo yo me quiero encontrar.
Hoy y mañana y ayer también.
Toda tu vida sólo me inspira
a ser o hacer un agujero
en el lenguaje que cabalga
sobre caballos sombríos y famélicos
dentro de tu cabeza llena
de ideas eternamente infantes.
Manuel Ojeda Saavedra
viernes, 15 de abril de 2011
Cartas para que la alegría
No te dije de la luna. La luna es lo más alto. Cuando la mirábamos, ¿por qué hacíamos retemblar el índice sobre el labio hasta provocar un beruberu de acompañarla? ¿Nos lo enseñaste tú o papá? ¿Y qué era su despabilarse en niño Jesús subido al burrito sobre esa lumbre de peligro? Dame esas noticias. Nos quedábamos hasta bien tarde en enero para mirar. Ahí la tengo en el patio ahora, en lo más alto. La dejé atada del pino, mi cometa plateada y mi compaña, y me entré luna arriba para que muchos niños.
Arnaldo Calveyra
Arnaldo Calveyra
jueves, 14 de abril de 2011
XIII
Palidece ya la última gota.
Palidece, incluso cuando su pequeño fulgor podría declararse prácticamente imperceptible.
Nada. Ya todo está fundido en la negrura, casi abismal, de un ambiente que fue para luego perderse en el todo.
Nada. Adiós, libros. Adiós, líneas. Mi mano continúa , pero la automatización es evidente. Alienada, dibuja los últimos trazos, mientras el sonido va dejando paso al latido del silencio. Sí, todos lo perciben, pero nadie repara en que siempre, el silencio late.
Casi sin aludirlo, el abismo en que derivó el ambiente alteró completamente mi devenir, al punto de no distinguir entre lo que podría ser mi cenestesia, o sólo la ausencia de mi sentido más perturbador.
Ya los residuos invaden mis ojos.
Fluidos verdes, pequeñas motas rojas que aparentemente huyen de mi vista, pero sólo se mantienen en los rincones de mi ¿nulo? campo visual.
Nada. El silencio late. Abismo. Vigilia. Voces llaman del inconsciente, con su lógica completamente incoherente, que en mi estado parezco captar a la perfección. Late... late... el Abismo en la Nada.
Manuel Ojeda Saavedra
Palidece, incluso cuando su pequeño fulgor podría declararse prácticamente imperceptible.
Nada. Ya todo está fundido en la negrura, casi abismal, de un ambiente que fue para luego perderse en el todo.
Nada. Adiós, libros. Adiós, líneas. Mi mano continúa , pero la automatización es evidente. Alienada, dibuja los últimos trazos, mientras el sonido va dejando paso al latido del silencio. Sí, todos lo perciben, pero nadie repara en que siempre, el silencio late.
Casi sin aludirlo, el abismo en que derivó el ambiente alteró completamente mi devenir, al punto de no distinguir entre lo que podría ser mi cenestesia, o sólo la ausencia de mi sentido más perturbador.
Ya los residuos invaden mis ojos.
Fluidos verdes, pequeñas motas rojas que aparentemente huyen de mi vista, pero sólo se mantienen en los rincones de mi ¿nulo? campo visual.
Nada. El silencio late. Abismo. Vigilia. Voces llaman del inconsciente, con su lógica completamente incoherente, que en mi estado parezco captar a la perfección. Late... late... el Abismo en la Nada.
Manuel Ojeda Saavedra
domingo, 10 de abril de 2011
XV
Salgo de mi letargo banal,
de la flor matutina,
de la santidad del vacío,
a la madre del espejo.
Salgo de esta vorágine de velos,
de esta orquesta de gemidos,
de mi sábana de infiernos,
al rosario de tu sexo.
Salgo de una instantánea de Prévert,
de una gimnopedia de Satie,
de un balazo del Momô,
a un presente fumigado
Por la fiebre,
por el agua,
por el semen plateado
del vitral nocturno.
Manuel Ojeda Saavedra
de la flor matutina,
de la santidad del vacío,
a la madre del espejo.
Salgo de esta vorágine de velos,
de esta orquesta de gemidos,
de mi sábana de infiernos,
al rosario de tu sexo.
Salgo de una instantánea de Prévert,
de una gimnopedia de Satie,
de un balazo del Momô,
a un presente fumigado
Por la fiebre,
por el agua,
por el semen plateado
del vitral nocturno.
Manuel Ojeda Saavedra
jueves, 7 de abril de 2011
I
La Sangre brota en el manantial
de besos y visiones del pasado,
donde el fulgor que nos imprime
toda su inocencia ha demostrado
que no sólo el dolor y la ignorancia
nos conectan al mundo
tan sencilla y fugazmente alterado
por la sien de algún hombre perturbado.
¿Qué voces sabrán nacer
cuando el silencio las oprima
y la música del mundo
sea el llanto que combina
tan mortalmente, la lluvia que resuelve,
el cielo que una vez más
no da otra cosa que vejez?
Quizás la vida que una vez supimos
hoy sólo sea un espejo, un fluido
que tal vez nos resuelva
otro infinito, que comprenda
que el interés es ausencia
y la sensualidad una escama,
pequeña, frágil y sedienta
de lo que una vez fue
tu cielo, tu espejo, tu vida.
Pero quizás el espejo,
tan solo el espejo de llanto e ironía
cubra todo con su reflejo
y tu vista no vea más que hacia sí
en un infierno de repetición
cada vez más brusco y obsoleto
que tal vez te contente,
pero que sólo te conecta
a toda la ferocidad
que una vez más
nos sella hacia adentro la carne,
nos quema vivos el alma
y nos baña en esa cera caliente
de un mundo sin verso ni poesía.
Manuel Ojeda Saavedra
de besos y visiones del pasado,
donde el fulgor que nos imprime
toda su inocencia ha demostrado
que no sólo el dolor y la ignorancia
nos conectan al mundo
tan sencilla y fugazmente alterado
por la sien de algún hombre perturbado.
¿Qué voces sabrán nacer
cuando el silencio las oprima
y la música del mundo
sea el llanto que combina
tan mortalmente, la lluvia que resuelve,
el cielo que una vez más
no da otra cosa que vejez?
Quizás la vida que una vez supimos
hoy sólo sea un espejo, un fluido
que tal vez nos resuelva
otro infinito, que comprenda
que el interés es ausencia
y la sensualidad una escama,
pequeña, frágil y sedienta
de lo que una vez fue
tu cielo, tu espejo, tu vida.
Pero quizás el espejo,
tan solo el espejo de llanto e ironía
cubra todo con su reflejo
y tu vista no vea más que hacia sí
en un infierno de repetición
cada vez más brusco y obsoleto
que tal vez te contente,
pero que sólo te conecta
a toda la ferocidad
que una vez más
nos sella hacia adentro la carne,
nos quema vivos el alma
y nos baña en esa cera caliente
de un mundo sin verso ni poesía.
Manuel Ojeda Saavedra
miércoles, 6 de abril de 2011
Por siete vidas
Soñé que encarnaba en ella
escapando del Zar
un hechizo trajo inmensas comadrejas
desde el fondo del mar
cielos bajo AIDS
no calmaron su sed
sacrificio de sal
siete vidas esperó por un taxi boy solo para verme mal, verme mal
Todo lo que fui fue también ruta libre
si pudiera explicar
en Lisboa vi serpientes
en Oriente, nueve eunucos de Ala
Y en las babas del cenit
vi una guerra en paz
con sus ojos en la arena, Magdalena,
super ácido up
Fito Páez
Cacería
Labios de amor, sombras de amor
entre las piedras un rayo de amor
cáliz de amor, cruces de amor
clave de muerte, clave de sol
Cacería en la ciudad
no hay refugio donde estar
sueño de amor,sueño de amor
Rayo de amor, cáliz de amor
entre las piedras solo de amor
hombres de amor, guerras de amor
solo veo locas de amor
Cacería en la ciudad
yo no se hasta donde vas sueño de amor, sueño de amor
Sombras de amor, labios de amor
entre la gente, un cable de amor
cáliz de amor, diablos de amor
solo veo piernas de amor
Cacería en la ciudad
hasta donde llegaras
sueño de amor, sueño de amor
Fito Páez
lunes, 4 de abril de 2011
Génesis
Odio a esa gente denominada blogger. En primer lugar quiero aclarar eso, para que nadie que pueda denominarse perteneciente a esa casta de enfermos, pueda encontrar en mí un adepto.
Odio escribir en prosa.
Odio tener que dar comienzo formal a esto que básicamente no sé qué es. No sé quién escribe. ¿Mescalito? ¿Juan García Madero? ¿Yo? No sé, no me importa. En algún punto estaría bueno que las gentes que lean esto en algún futuro, espero no muy lejano, puedan, quieran y les surja, incluso arbitrariamente, determinar quién escribe qué.
Shot ambiente, amo.
Odio escribir en prosa.
Odio tener que dar comienzo formal a esto que básicamente no sé qué es. No sé quién escribe. ¿Mescalito? ¿Juan García Madero? ¿Yo? No sé, no me importa. En algún punto estaría bueno que las gentes que lean esto en algún futuro, espero no muy lejano, puedan, quieran y les surja, incluso arbitrariamente, determinar quién escribe qué.
Shot ambiente, amo.
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